Desnuda

Me fui a Ubatuba escalar con un amigo mexicano que estaba de vacaciones en Brasil. Yo apenas lo conocía, pero él buscaba compañía, y yo, bueno, llamó a escalar yo no niego.

Llevé mi tienda para dormir en la roca. Después de pasar 40 días acampada en Argentina, todo lo que quería era dormir de nuevo al aire libre. Pero así que la noche cayó él habló que quería dormir en el Refugio del Corsario, allí cerca. Yo dije que creía caro y él se ofreció a pagar mi estancia. No lo acepté, le dije que si quisiera ir, pero yo me quedaría allí. Él no fue, tal vez por educación, ya que yo lo estaba acompañando, pero no le gustó y murmuró:

– Mi camisa es North Face, mi boxer es Calvin Klein, no necesito dormir aquí.

Jajajajajaja. No aguanté, fue más fuerte que yo:

– No me importa la ropa.

Me arranqué mi ropa, toditas. Y como vine al mundo me sumergí en el mar.

Él abrió los ojos y gritó:

– ¿Está desnuda? Usted es hippie!

Me eche a reír y respondí:

– Mientras usted está ahí arrugando la frente preocupado con cosas sin importancia está perdiendo la oportunidad de nadar en esa agua tibia bajo esa luna maravillosa.

Él se levantó y se acercó al agua. Era obvio que la desnudez para él era un tabú, entonces nadei lejos para dejarlo a voluntad. Él entró en el mar y vi en su sonrisa que también disfrutaba de la sensación de libertad que es nadar sin ropa.

Él no se acercó a mí, entendió. También no se aproximó cuando dividimos la misma tienda en la hora de dormir. Y tampoco se quejó más, durmió en paz.

 

Cuanto más nos cubrimos, más transformamos el cuerpo en tabú, basta ver cómo viven las mujeres que visten burka.

Mi amigo entendió que mi desnudez no era una invitación para el sexo, sino una búsqueda de libertad.

Entonces cuando oigo cosas como «Mujer tiene que darse al respeto», «¿Cómo ella estaba vestida? «Pedí para ser atacada.», Digo:

– ¿Necesito cubrirme porque usted no es capaz de controlarse en la presencia de una mujer desnuda? Entonces mi amigo, usted es un animal peligroso que debería estar enjaulado, pero infelizmente las leyes aún defienden animales como usted, porque actitudes como la mía y muchas otras mujeres son juzgadas por las mentes pequeñas y pervertidas y, víctimas son juzgadas como criminales. Nadie tiene el derecho de tocar mi cuerpo sin mi permiso.

 

Yo me respeto, me respeto al arrancar mi ropa y buscar mi libertad, mi derecho a vivir mi vida en paz. Dejo de ser reprimida por una sociedad machista, donde el hombre arrancar las ropas como yo hice sería sólo una broma de «niño», pero si la mujer lo hace es una invitación para el sexo.

Tengo el cuerpo y el alma desnudos. ¡Para siempre, libres! Y quiero respeto.